Veamos.
Lo que intenta cualquier profesional que se dedica a facilitarle la vida a las personas, en mi caso a las madres solteras y separadas, es ofrecer un espacio que de confianza y seguridad para que el dinero y tiempo que empleen no sea en vano.
Así que, hablemos de confianza… de la confianza en un sueño.
Como te contaba al principio, cuando tuve a mi hija en mis brazos, supe de una manera imperceptible que no quería separarme jamás de ella.
Quería cuidarla, protegerla, darle la confianza de que no la iba a abandonar.
Y tenía miedo, claro que sí, mucho, mucho miedo.
A perderme cosas importantes en su vida, a que no me quisiese, a no ser importante para ella, a no ser suficiente.
Desde entonces empezó a tomar forma mi sueño de dejar mi trabajo roba-horas para lograr uno que me diese libertad.
La libertad de poder estar y darle presencia a mi hija cuando ella lo necesitase.
¿Fácil, difícil?
En mi caso necesité mucha dosis de confianza, aprendizaje y paciencia para llegar a donde estoy y darme cuenta de que todo estaba bien, de que era suficiente, de que mi hija sabía que yo la quería con todo mi corazón aunque no estuviese con ella.
Y también sabe que los sueños y deseos son posibles.